20 Doblaronse al fin las piernas de Iwa, y cayo redondo[60-7] al
suelo.
Yo respire, porque crei que el pobre habia dado su alma a
Dios.
Pero un pinchazo que recibio en un hombro le hizo erguirse
25 de nuevo.
Entonces se acerco a este barranco para precipitarse y
morir....
Al impedirlo los soldados, pues no les acomodaba que
muriera su prisionero, me vieron aqui con mi mulo, que, como
30 he dicho, estaba cargado de barrilla.
--iEh, camarada! (me dijeron, apuntandome con los
Page annotations:
Add a page annotation: